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El agua

Nos situamos en la época que abundaba el agua y, el vino era difícil conseguir.

Hasta los años 60, el río no se secaba en todo el año. En septiembre, octubre ya llovía algo y para sembrar el trigo había que andar listo, ya que el dicho de "por todos los Santos (1 de noviembre) la nieve por los altos", era cosa cierta y desde el pueblo se veía la nieve por la Atalaya y demás altos. "Por San Andrés (30 de noviembre) la nieve por los pies" o sea que la lluvia que caía por el pueblo ya era en forma de nieve. "Y por Santa Bárbara (4 de diciembre) la nieve por la cocina" a partir de ahora ya nevaba siempre. Las navidades todos los años eran blancas y el pueblo continuaba así casi todo el mes de enero y hasta abril, por los altos cercanos, siempre había nieve. En los pueblos altos, Torre, Muro... estos fenómenos se daban algún día antes, algún día después y con más continuidad de nieve.

La ganadería se quedaba en casa varios días seguidos sin salir al campo, a veces salían al río a beber agua y otras se les daba agua en el corral. En los pueblos altos, esto se podía alargar hasta un mes o algo más.

Todos y en general los muchachos, nos poníamos perdidos a bolazos (de nieve) a veces para tener mejor puntería, en el centro de la bola, se ponía un canto.Las manos se quedaban coloradas y luego a llorar de lo que dolían. Continuaba por febrero y marzo nevando, granizando y lloviendo, helaba mucho, se formaban churros en los tejados, el aire era frío y formaba buenas cilliscas y este tiempo nos daba lugar al dicho "la nieve es la cárcel de los pobres", ya que había que estar en la cocina con buena lumbre la mayor parte del día. Se iba a cazar siguiendo las pistas por la nieve y los conejos, (que había en gran cantidad), se cogían cavando con un azadón.

En abril y mayo llovía a menudo y en abundancia, siempre se daban varias tormentas, las cuales hacían crecer los ríos de tal manera que todos los años se llevaba los puentes y varios árboles (chopos, nogales, etc..). Para resguardarse de estas tormentas, en todos los pagos del pueblo había chozas, la piedra que caía, hacía sangrar, a veces a la oveja por la espalda y todos los veranos los rayos de las tormentas mataban alguna res y a veces también a las personas que estaban en el campo.

Con toda esta agua que caía al año, manaba agua por todas partes y en todo el término municipal había fuentes donde beber y los rios: Mayor (Leza),Tejada, Muro, Chico, Torre y Rabanera, no se secaban en todo el año. Así como los barrancos de: Valdeclemente, La Triguera, Baldebutera, Valmenor,Las Dehesas, Los Barrancos y Las Paules...

En todos los rios, pero sobre todo en río Mayor, Rabanera y Tejada se criaban gran cantidad de peces y al terminar de trillar se solía ir a pescar una vez para cocer una pezada y celebrarlo. Había alguno con afición y habilidad que iba más veces, otros no iban nunca. Se pescaba a mano sobre todo y de diversas maneras, martillo, piedra, remanga, hierba...

Al cabo de los años, cuando empezaban a bajar poca agua los ríos, se acortaba el pozo y se cogían los peces en seco.

Como abundaba el agua, se regaban las huertas que había y los molinos de San Román no tenían problemas para moler todo el año. El molino de Nino, empleaba el agua para moler y también para dar luz a varios pueblos: San Román, Jalón, Muro y Cabezón. Cada año que pasaba, nevaba menos, llovía menos y había menos tormentas; así hemos llegado hasta 1992 y el panorama no puede ser peor, se han secado todas las fuentes, menos 2 ó 3.

Los ríos se secan en verano, el río Mayor se contaminó del todo desde Laguna hasta el punto que llegó a no criarse ni un solo pez, ni poder beber agua.

Según los antiguos, a Torre se le compró en maravedíes, el agua del río Torre para consumo del pueblo. En el límite de los pueblos está la presa para coger agua. Había una regadera desde la presa hasta la balsa, a partir de la balsa la regadera se dividía en dos, una para cada parte del pueblo (aun hoy se ven los restos) en estas regaderas se criaban berros, cazoletas, ranas, sapos , topos y todos las años se limpiaban por los vecinos a vereda. De las regaderas que salían de la balsa, había ramificaciones a todos los huertos y huertas del pueblo, las dos regaderas iban al descubierto por medio de las calles y en ellas se cogía el agua para las casas. Al final de cada una de ellas había un estanque. En verano se hacían dos cartones en los que ponía: en uno Agua de día y en otro Agua de noche. Se daba uno al primer vecino (Florencio) y otro al último (Fabián). El que tenía el cartón del agua de día mandaba en ella de las nueve de la mañana a las nueve de la noche y el del agua de noche de las nueve de la noche a las nueve de la mañana. Cada día pasaba el cartón al vecino siguiente. Si te tocaba el agua y no tenías que regar en ese momento lo cambiabas a otro vecino si había acuerdo. A las nueve se tapaba la balsa. En las horas siguientes se llenaba de agua y sobre las seis de la tarde o de la mañana se destapaba para regar. Al soltar el agua de la balsa, si tenías que regar a una parte del pueblo, tenías que dejar algo de agua por la otra regadera, para que los demás vecinos cogieran agua para su uso casero. Todo esto que parece fácil, tenía sus cosas agradables y desagradables. El que ensuciaba el agua para que no cogieran para casa, el que guiaba parte del agua a su huerto sin tocarle; pero la sangre nunca llega al río.

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