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Juegos II

Siguiendo con el tema de usos y costumbres, en este apartado de los juegos. Ahora va de saltos, la piola, la devanadera y a la una salta la mula.

A estos tres juegos solíamos jugar los muchachos solos y en grupo.


LA PIOLA.

Para jugar a la piola, se marcaba una raya en el suelo, la cual no se podía pisar nunca porque se hacía mala.

Junto a la raya se colocaba un muchacho, (al que le tocaba después de echar a suertes) era el burro y la posición era: las piernas rectas, el tronco en angulo recto con el cuerpo y las manos en las rodillas para sujetarse mejor.

Esquema de la piola

Una vez puesto el burro en posición, apoyando las manos en la espalda del burro y con las piernas separadas, saltábamos todos por encima uno tras otro. Una vez que saltabamos todos, el burro se ponía de pie, y teniendo como referencia la raya marcada en el suelo, media un paso y se ponía otra vez de burro y todos a saltar lo mismo que la primera vez y sin pisar la raya y por lo tanto era más difícil saltar.

Cuando uno hacía mala, a la primera vez o la segunda o la que fuese tenía que relevar al burro.


LA DEVANADERA.

Este es otro juego de muchachos, que consistía en saltar todos sobre todos, lo mismo que en la piola, pero siguiendo una linea recta, curva... y se hacía así: se ponía uno de burro, saltaba otro, andaba unos metros y se ponía de burro, saltaba el tercero, por encima de los dos que estaban de burro, andaban otros metros y se ponía de burro y de esta manera se seguía saltando hasta que no quedaba ninguno por saltar, entonces el que se puso primero de burro se levantaba y al saltar por encima de todos de la misma manera. Como ejemplo, cuando se bajaba a la escuela a San Román, alguna vez se subía hasta Jalón todo el trayecto saltando a la devanadera para no pasar frío, ya que este juego se hacía siempre corriendo.


A LA UNA SALTA LA MULA.

Después de echar a suertes, se ponía uno de burro, y todos los demás a saltar por encima de él de la siguiente manera:

El primer salto lo hacíamos todos, uno después del otro, (y los saltos siguientes lo mismo), lo mismo que en la piola, y al efectuar el salto había que decir con voz potente; A LA UNA SALTA LA MULA.

El segundo salto se hacía lo mismo que el anterior, con la variante siguiente: al saltar había que gritar; A LAS DOS LE PEGO LA COZ y al mismo tiempo que se saltaba, había que darle al burro con el pie una coz.

Al tercer salto había que hacerlo asi: al saltar lo mismo que los anteriores, se le daba en la espalda del burro con las palmas de las dos manos tres golpes gritando PERICO, CALZORRAS y ANDRÉS.

En el cuarto salto, se tenía que salir con los brazos en cruz gritando; LA CRUZ DE MAYO.

El quinto salto era el mejor "brinco" y se hacía poniéndose en burro de pie con la cabeza agachada y protegiéndose con las manos y los demás a saltar por encima de él.

El sexto, otra vez había que repetir el mejor brinco del quinto salto.

El séptimo salto el bonete. Al saltar por encima del burro se tenía que decir el bonete y se le daba con la mano un "azote" en la cabeza del burro.

El octavo salto se saltaba como se quería pero se tenía que decir; BÉSALE EL CULO AL CARNERO MOCHO.

En el noveno salto se decía azote, paliza y culada y se tenía que hacer lo siguiente, cuando se efectuaba el salto, darle un azote con la mano en el culo del burro, a la vez el palique que consistía en darle con la rodilla un golpe al burro y al salir del salto se le daba con el culo una culada al burro.

El diez otra vez teníamos que repetir el salto noveno.

No se si siguen más saltos pero yo no me acuerdo de más. Era difícil llegar al salto décimo, ya que o bien el burro o los que saltábamos, siempre hacíamos mala antes y se volvía a comenzar.

Por otra parte, pocas veces se terminaba "bien" ya que eran normales las discusiones, que alguna vez llegaban a pelea. Los motivos varios. Que me has dado demás de fuerte, el bonete o los azotes, no es verdad, no me has dado culada, si te la di, te has agachado y por éso he hecho mala... y así un largo etcétera.

El que hacía mala se la quedaba de burro y la primera vez el burro era a sorteo.


Ahora seguimos jugando y nos toca:

LA MADRE.

Os contaré una manera muy peculiar de echar a suertes.

En el juego de la madre se podía jugar muchachos y muchachas, el o la que hacía de madre se ponía sentado/a en un poyo contra la pared, el o la que se quedaba, era el burro y se ponía con la cabeza apoyada en la madre y sujetándose a ella con las manos, los demás saltábamos todos encima del burro, cosa que se hacía fuerte, por ver si se "ringaba" el burro y se la quedaba otra vez el burro aunque no se podía mover, siempre se movía algo, así como los que estaban encima montados, y si un jinete se caía o tocaba el suelo con los pies o con lo que fuese se la quedaba de burro.

Si estabamos muchos jugando y se veía que era imposible montar todos el burro, se ponían dos de burro, el segundo se ponía detrás del primero con la cabeza entre las piernas y sujetándose en las rodillas del primero con las manos y a saltar todos en los dos. Una vez todos encima, la madre decía cantando: titas, titas a esconcer que la madre va a "paicer" como no me traigas caza te tengo de pelar ... y a continuación todos los que estaban montados hacían a la vez un pizquito sin hablar (si hablabas hacías mala), otro sin reir ( el burro solía llorar), otro mirando al cielo y otro "pa" escapar.

Una vez terminado de dar el último "pizquito" todos los jinetes a correr y esconderse, porque la madre contaba 1, 2, 3, ... hasta 20, y entonces el burro salía a pillar a alguno, si cogía a uno se lo llevaba a la madre y ese se la quedaba de burro para comenzar de nuevo.

La madre ponía el dedo índice de la mano levantado y estaba diciendo constantemente, dedo bueno, dedo bueno, ... o bien dedo malo, dedo malo, ... Lo de dedo bueno o dedo malo lo decía la madre alternativamente y lo cambiaba de buen a malo cuando y como quería. Los jinetes si tocaban el dedo cuando era "bueno" se libraban y ya el "burro" no los podía coger, pero si lo tocaban cuando era "malo" o no lo tocaban cuando era bueno los podía coger el burro y quedársela ellos de burro. Como la madre podía hacerlo como quería, a veces al ir tocar el dedo, te lo cambiaba ¿para dar más emoción?

Si todos tocaban el dedo "bueno" el burro no pillaba a nadie, se la volvía a quedar y la madre lo "pelaba" tal como le había dicho por no traerle caza. El pelado consistía en unos estirones de pelo.

Ahora os cuento una manera muy particular de echar a suertes el del pan o vino.

Consistía en coger una piedra plana o mejor un tejo, que como sabeis es un trozo de teja mas o menos grande y que sería lo mas plano posible. Se le echaba con la boca un buen salibazo por una parte, se le decía al contrario pan o vino, una vez elegido el pan o vino se lanzaba al alto y se miraba como había caido y que tenía en la parte superior, si tenía la saliva era vino, si estaba seco era pan. Perdía el que no acertaba.

Es lo que se hace ahora con una moneda echándola a cara o cruz. Esta manera de sortear, yo no la recuerdo pero los abuelos me la contaron.

De lo que si me acuerdo es de que durante todo el año, los muchachos no teníamos ni en el bolsillo ni en el monedero (no se conocía).

Ni siquiera tocabamos con la mano nada de dinero, o sea que no teníamos nunca ni cinco céntimos, cosa entonces tan normal. En fiestas de Santa Justa y San Miguel nos daban unas perras gordas (monedas de 10 centimos) o perras chicas (monedas de 5 céntimos). Muy pocas veces se llegaba a la peseta y el duro casi desconocido, para los muchachos y todavia las muchachas les solian dar menos, esto os lo cuento para que veais el cambio tan grande en pocos años.

Lo que os aseguro es que los muchachos jugabamos mucho. ¿Más que ahora?, éramos protagonistas de nuestros juegos, no nos costaba nada jugar y éramos felices, aunque para echarlo a cara o cruz se tuvo que idear el "pan o vino".



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